Sin duda Puebla de Sanabria encaja perfectamente en la categorÃa de "pueblos (y rincones) con encanto". Mires donde mires, mientras paseas por sus calles, te sorprenderán muchos detalles. La verdad es que sus habitantes se esfuerzan por mantenerlo muy cuidado. Nos sorprendieron sus balcones, algunos de ellos con exhuberantes jardineras; sus tejados, con recoge lluvias terminados en sugerentes gárgolas con forma de pez; sus caminos, sus plazas, su iglesia, su muralla... todo envuelto en piedra. En Cosas de AquÃ, a la entrada del pueblo, podéis comprar algún recuerdo (tienen una selección de vinitos muy interesante).
Obligada visita al Lago de Sanabria (el más grande de España y de origen glaciar), para evadirse con esa inmensidad de aguas mansas, en el corazón de un parque natural de más de 300 hectáreas, que constituye un paisaje de esos que se fijan en las retinas.
Todas las carreteras alrededor llevan a pueblecitos no menos interesantes. Algunos de ellos, como Ribadelago, nos remontan a la época franquista y a su caracterÃstico estilo de construcción. Sus ingenieros lo levantaron de nuevo sobre el anterior pueblo que habÃa sido inundado por una riada.
Y subiendo y subiendo... llegamos a otro lago: el Lago de los Peces, que suponemos que peces tendrá, pero lo cierto es que allà arriba solamente nos encontramos a unas atrevidas reses con sus curtidos ganaderos.
Para dormir, elegimos una casa rural encantadora, Luz de Hadas, en Sampil, uno de los pueblecitos de alrededor, perdido en medio de la montaña y los frondosos bosques que cubren toda esa comarca. La casa, de lo mejor, con todas las comodidades pero conservando casi intacto su origen rural.
Muy recomendable ir en otoño (nosotros lo hicimos), por la belleza de sus colores marrones y ocres. Además coincide con la época de berrea de los corzos y con la recogida de setas. ¿Qué más se puede pedir que perderse en un largo paseo en medio de esos bosques de cuento y volver por la noche a casa para cobijarse al lado de la chimenea?